Nuevo Lanzamiento

Un álbum inspirado en los encuentros con artistas, conmigo mismo y con la vida. Música que nace para transformarse en movimiento a través de la danza. Grandes artistas me acompañan en este nuevo trabajo, que me hace especial ilusión poder finalmente compartir con vosotros.

Tocar, crear y vivir música

Soy Fernando Depiaggi, y desde hace más de 17 años me dedico a la música tocando, componiendo y enseñando este arte que ha transformado mi vida.

La música oriental me abrió las puertas a una nueva aventura en la que puedo disfrutar y aprender, junto a otros músicos, formando parte de orquestas y grupos alrededor del mundo.
De cada momento siempre elijo llevarme recuerdos y, lo más importante, gente maravillosa que me ha inspirado para crecer y evolucionar en mi relación con la música. 
Oportunidades para crear, experimentar y redescubrir lo que me emociona y me mantiene vivo a través de los sonidos.

El Baile y mi música

Convirtiendo el movimiento en notas musicales (y viceversa)

Me emociona ver mi música transformarse en movimiento. Siento que así mi creación se completa de verdad. 

Si sueñas con bailar una canción compuesta solamente para ti y convertir tu esencia, tus emociones y tu estilo en música, yo puedo hacerlo realidad.
Hablemos sobre lo que necesitas (incluso con un café virtual) y comencemos a escribirla.

Un poco sobre mí

O una breve historia del qué, cómo y por qué

Respiré música desde mis primeros días. Mi padre, Rolando, era director de orquesta, coros y diversos grupos musicales, y Inés, mi madre, disfrutaba de la música sin importarle cual fuera el género o el estilo.

Vengo de una familia de artistas, comenzando por mis abuelos que tuvieron su época de actores de teatro.
Mis padres, al igual que 6 de mis tíos, bailaban folclore argentino (sus danzas tradicionales más conocidas: chacarera, samba, gato, escondido). Otro tío cantaba tangos. En cualquier reunión familiar no faltaban la música y el baile. Mientras tanto, mi hermana mayor daba saltos y hacía piruetas por la casa para luego dedicarse a profe de gimnasia artística.

Crecí en ambientes de ensayos, conciertos y viajes musicales acompañando a mi padre. Poder vivir aquello desde las salas llenas de notas, las pruebas de sonido y los instrumentos afinando detrás de las cortinas cerradas de un escenario me ha permitido conectar con la música de una manera natural. No recuerdo mi vida antes de ella.
La música no llegó, estuvo siempre allí.

El piano de casa fue testigo, sonoro, de todas las experiencias musicales de mi niñez.
De él también tengo memoria, pero más que de recuerdos, de emociones.

Podría describir cada sensación cuando, regresando de alguna jornada de ensayos o conciertos, buscaba replicar en sus teclas familiares los sonidos que había estado escuchando esa misma tarde.
Así llegó la música hasta mis manos, directamente desde el oído pasando por el corazón.

Cumplí con mi deber rebelde en la adolescencia y le dediqué tiempo a la guitarra eléctrica. Pero el entusiasmo duró lo que tenía que durar…
Luego me centré en la viola. Pero ese amor tampoco fue eterno.
Necesitaba un acercamiento más sincero hacia la música y por eso probé varios instrumentos.

Hasta que un día apareció la música oriental en mi vida.
Eso sí fue un antes y un después. Había descubierto un nuevo objetivo en mi vida: comprender, aprender y perfeccionarme para enfocar mi carrera profesional y hacer de esta música mi pasión.

Y así comencé, sumergiéndome en esta desconocida cultura a través de sus ritmos y melodías, sentado en el metro de Buenos Aires en la línea A (el subte, como le decimos los porteños) durante el viaje a mi trabajo cada día con los auriculares puestos, soñando con poder vivir algún día de esta música.

Llevo ya 17 años inmerso en este maravilloso mundo y sigo aprendiendo con cada viaje, con cada colaboración, con cada maestro, con cada bailarina, con cada orquesta.

Sigo recordándome en el metro, soñando. 
Esta música me ha llevado más lejos de lo que me habría atrevido a pensar. 
Y lo más maravilloso es que sigue enamorándome cada día como si fuera la primera vez, esa donde llevaba los auriculares puestos.

Música

Soy lo que escuchas aquí

Si hay algo que me define, es la música que hago.
Cada una habla de un momento en mi vida, de un tropiezo o de los triunfos. Mis canciones cuentan, como palabras, algo de mi historia. Y no hay mejor forma de vivirla que compartiéndola.

Contando un cuento

Cuando tenía alrededor de 8 años, mi padre nos hacía escuchar -a mi hermana y a mí- mucha música clásica. Entre mis preferidos estaba el vinilo de “Pedro y el Lobo”, una composición sinfónica de Serguéi Prokófiev donde cada personaje de la historia tenía su propia música.
Un día, desde el piano, llamé a mi padre y, tocando, le dije:
– “¡Papá, aquí está el lobo!”
Había descubierto en el piano, sin saberlo, algunas notas y la melodía de “El lobo”.
En ese momento recuerdo a mi padre diciéndole a mi madre:
– “Hay que estar atentos con este, porque tiene buen oído.”

Cualquiera podría pensar que ese fue el comienzo de mi historia con la música.

¿Hablamos?

Si tienes alguna pregunta para hacerme o quieres que hablemos sobre cómo podemos trabajar juntos, puedes contactarme por aquí. Estaré feliz de escucharte…